martes, 15 de febrero de 2022

El profesor Dasombrío estudia al señor S: fragmento del capítulo IV de La fragua

 CAPÍTULO IV (fragmento)


Dasombrío ordenó su escritorio y colocó en su revistero de publicaciones recientes los envíos en inglés que había recibido por correo esa semana: acomodó el Journal of Personality Dissorders para tenerlo a mano, dispuso más al fondo el Criminal Justice and Behavior y se sentó a estudiar el expediente del caso luego de prepararse un café.

El análisis de los crímenes le había dejado algunas pautas: se trataba de un asesino que planeaba sus incursiones, mataba rápidamente y montaba una escena para hacer realidad sus fantasías, teniendo a las víctimas femeninas como foco de su interés. El profesor intuía que para entender al asesino había que ver a las mujeres como objetos de un montaje que había estado en su mente antes que en el mundo real. El significado que para él tenía el crimen y el modo en el que cada víctima mujer había sido escogida debían proporcionar las claves de su perfil. 

Con esos elementos, optó por comenzar la lectura desde el segundo asesinato, el punto a partir del cual se lo había convocado; luego iría hacia atrás. La carpeta incluía los protocolos de las autopsias. Revisó las páginas hasta que encontró, junto a las respectivas firmas, los sellos con las calificaciones de los especialistas forenses que habían hecho el trabajo: un médico clínico y una especialista en traumatología.

Al comenzar a leer el documento, se preguntó si, considerando el revuelo ocasionado en el hotel al descubrirse el crimen, el personal policial había podido mantener a raya a los curiosos para hacer su trabajo; quizá al médico forense y a su ayudante se les podía haber complicado la tarea de tomar notas detalladas sobre el emplazamiento preciso de los cuerpos (era una consigna de manual evitar cualquier distorsión en la escena del crimen). 

El expediente decía que ninguna huella digital había sido levantada del cuarto. Anotó a pie de página una pregunta: “Víctor, ¿estamos seguros de que nadie intervino en la escena del crimen?” y siguió leyendo el informe.

“El asalto a la pareja se habría producido entre las 6 y las 7 AM del 17 de marzo”. La hora del ataque y de los decesos se basaba en el informe del forense que realizó la autopsia. Eran necesarios estudios adicionales de anatomía patológica para determinar con más precisión el momento exacto de cada muerte y el intervalo de tiempo entre ambas. Muchas veces, las estimaciones iniciales se basaban en cálculos realizados a partir de la temperatura de los cuerpos, los cuales no eran del todo exactos. 


Una de las primeras versiones de tapa y contratapa de la novela.

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  Foto tomada en el encuentro de Narrativa en Biblioteca Córdoba, viernes 27/9/2024.