jueves, 17 de febrero de 2022

El señor S presenta a los volcanes cordobeses en La fragua

 CAPÍTULO XII (fragmento)


–Les recomiendo visitar la precordillera mendocina. Al sur de Malargüe hay un paisaje apropiado para hacerse una imagen del Génesis: la Payunia, uno de los 10 campos volcánicos más extensos del planeta. Si pueden, vayan a conocer el Payén Matru y el Payén Liso. Esa región tiene un promedio de 10 volcanes cada 100 kilómetros cuadrados y unos 800 conos identificados. Y, si van a Neuquén, visiten el volcán Domuyo, de 4.709 metros, la mayor altura de la Patagonia.

– ¿Hay volcanes en Córdoba? –preguntó Mariana.

–Sí, otro motivo de orgullo provinciano. Sobre el cordón serrano occidental, más allá de las Sierras Grandes, existe un conjunto llamado volcanes de Pocho. Son productos del vulcanismo de la segunda mitad del Terciario. Hicieron erupción por última vez hace unos cinco millones de años, en una cadena de cataclismos que moldeó el paisaje de esa región. Desde entonces no hubo más erupciones, pero sí son frecuentes sismos de distinta magnitud. Hoy pueden verse rocas volcánicas, bombas eyectadas a muchos kilómetros, domos y conos. El cono más visible es el Cerro Ciénaga, cerca de Taninga. Otra referencia es el Yerba Buena, Aguas de la Cumbre o Véliz, rematado por un domo de roca volcánica. Ese vulcanismo tardío tiene el mismo origen geológico que el de la cordillera, que aún persiste.




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