CAPÍTULO XII (fragmento)
–Les recomiendo visitar la precordillera mendocina.
Al sur de Malargüe hay un paisaje apropiado para hacerse una imagen del
Génesis: la Payunia, uno de los 10 campos volcánicos más extensos del planeta. Si
pueden, vayan a conocer el Payén Matru y el Payén Liso. Esa región tiene un
promedio de 10 volcanes cada 100 kilómetros cuadrados y unos 800 conos
identificados. Y, si van a Neuquén, visiten el volcán Domuyo, de
– ¿Hay volcanes en Córdoba? –preguntó Mariana.
–Sí, otro motivo de orgullo provinciano. Sobre el
cordón serrano occidental, más allá de las Sierras Grandes, existe un conjunto llamado
volcanes de Pocho. Son productos del vulcanismo de la segunda mitad del
Terciario. Hicieron erupción por última vez hace unos cinco millones de años,
en una cadena de cataclismos que moldeó el paisaje de esa región. Desde entonces
no hubo más erupciones, pero sí son frecuentes sismos de distinta magnitud. Hoy
pueden verse rocas volcánicas, bombas eyectadas a muchos kilómetros, domos y
conos. El cono más visible es el Cerro Ciénaga, cerca de Taninga. Otra
referencia es el Yerba Buena, Aguas de la Cumbre o Véliz, rematado por un domo
de roca volcánica. Ese vulcanismo tardío tiene el mismo origen geológico que el
de la cordillera, que aún persiste.
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