CAPÍTULO IV (fragmento)
Los necrófilos, en cambio, buscaban una muerte
rápida, porque era el cadáver de la víctima lo que deseaban, en tanto objeto
inerte y manipulable. El londinense John Reginald Christie había asesinado a un
número indeterminado de mujeres, adormeciéndolas con benjuí, para luego
violarlas; Jeffrey Dahmer drogaba o dormía a sus víctimas y después las
mantenía en su cama o living para sodomizarlas, tomarles fotos e incluso
ducharse con ellas.
Portada del estudio de Anne Schwartz sobre Jeffrey Dahmer.
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