CAPÍTULO XXXIX (fragmento)
EL RETORNO DE LA BELLA JARDINERA
Se estima que la erupción del Pinatubo en 1991 redujo la temperatura terrestre 0,2 grados centígrados durante dos años, lo que equivale al calentamiento global provocado por el efecto invernadero durante una década.
“Por supuesto, la consecuencia trágica es que terremotos y erupciones volcánicas pueden devastar poblaciones humanas. Aunque cuesta encontrar algo positivo cuando se pierden cientos o miles de vidas, el tipo de proceso geológico que causa terremotos, tsunamis y erupciones es una característica esencial de un planeta que está vivo: los cientos de sacudidas que se producen a diario son como el ritmo cardíaco de la Tierra. No se pueden medir con la vara humana los procesos de escala planetaria. Entre la explosión del Krakatoa y cualquier erupción reciente, pasaron 10 generaciones humanas, pero para el planeta no fue más que un instante. ¿Recuerdan el gran tsunami de fines del 2004? Paradójicamente, los tsunamis pueden producir beneficios ecológicos en las mismas zonas costeras que, a corto plazo, son las más afectadas por su poder destructivo. La evidencia histórica sugiere que las olas gigantescas distribuyen sedimentos de los ríos y enriquecen el suelo de las llanuras, haciendo que las tierras bajas se vuelvan más fértiles.
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