jueves, 15 de diciembre de 2022

Plinio El Joven aparece en La fragua

 CAPÍTULO XXXVIII (fragmento)

–Recién les nombré a Plinio El Viejo. Él no era solo un militar y un hombre de acción, sino también un estudioso, un erudito latino. Era tío y padre adoptivo de Plinio El Joven, quien a su vez es el autor de dos cartas dirigidas al historiador romano Publio Tácito en las que relata las circunstancias de la muerte de su tío en el segundo día de la erupción, al sur de la Bahía de Nápoles. Se cree que Plinio El Joven había permanecido al norte de la bahía y por eso sobrevivió. A esas dos cartas, redactadas a partir de testigos de la muerte de su tío y de sus propias observaciones, se las considera como el documento vulcanológico más antiguo que se conoce: describen una gran nube de gas y cenizas, en forma de pino, que al principio de la erupción se elevó varios kilómetros. Quizás oyeron hablar alguna vez de las nubes plinianas; ahora saben el porqué de ese nombre. 

Prosiguió su relato hasta que llegaron al edificio donde vivía. Se saludaron y acordaron encontrarse al día siguiente.

Mientras conducía de regreso a la Central, la cabeza de Caraballo trabajaba febrilmente. Su inteligencia ajedrecística le permitía apreciar la situación con la frialdad de un estratega. Aunque podía comprender la postura de Víctor, prevalecía su inclinación a sacar ventaja de la situación. Máximo captó rápidamente las posibilidades que la geóloga abría: sin necesidad de cuestionar ante el resto del grupo el desempeño de Dasombrío, su aparición daba la oportunidad de reconducir la investigación detrás de las pistas que eventualmente se generaran a partir de la información que ella aportaba.



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