CAPÍTULO XXXVIII (fragmento)
–Recién les nombré a Plinio El Viejo. Él no era solo
un militar y un hombre de acción, sino también un estudioso, un erudito latino.
Era tío y padre adoptivo de Plinio El Joven, quien a su vez es el autor de dos
cartas dirigidas al historiador romano Publio Tácito en las que relata las
circunstancias de la muerte de su tío en el segundo día de la erupción, al sur
de la Bahía de Nápoles. Se cree que Plinio El Joven había permanecido al norte
de la bahía y por eso sobrevivió. A esas dos cartas, redactadas a partir de
testigos de la muerte de su tío y de sus propias observaciones, se las
considera como el documento vulcanológico más antiguo que se conoce: describen
una gran nube de gas y cenizas, en forma de pino, que al principio de la
erupción se elevó varios kilómetros. Quizás oyeron hablar alguna vez de las
nubes plinianas; ahora saben el porqué de ese nombre.
Prosiguió su relato hasta que llegaron al edificio
donde vivía. Se saludaron y acordaron encontrarse al día siguiente.
Mientras conducía de regreso a
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